Afuera hace frío, un frío triste. Todas las ventanas están cerradas. Adentro, un aire tibio, denso y pegajoso, hacía las veces de somnífero, algunas cabezas perdían a sus dueños y bailaban en sus ejes. Otras descansaban apoyadas en el vidrio dejando siluetas por la diferencia de temperatura.
El cobrador estaba cabizbajo y mal sentado, esperando que el día termine para que sea mañana y esperar que el día termine de nuevo. El chofer maneja aislado y distraído pero sin perderse ningún paradero ni a ningún eventual pasajero. la radio esta apagada. El último asiento está vacío. se hizo de noche. sin estrellas, con neblina. Oscura.
El micro camina como todos los días de borde a borde de la ciudad, haciendo su ruta en forma de recorrido de lágrima. la llovizna cae y acaricia la cara de quienes caminan por las veredas de la ciudad que empieza a guardarse. El camino es tan largo, da tiempo para pensar y pensar da tristeza.
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